Introducción

La última y en definitiva, más visible fase del proceso de fabricación de muchos productos industriales es su revestimiento final, su pintado. De cómo se lleve a cabo este proceso va a depender tanto la conservación como el aspecto último que va a tener el objeto fabricado.

El éxito de cualquier aplicación de pintura industrial depende del análisis previo que se haga, tanto de las circunstancias que rodean la aplicación como de los resultados exigidos en función del uso que se dé al material pintado.

Es importante recordar por último que toda comparación entre pinturas de cara a la optimización global del departamento de pintado sólo será válida si se efectúa teniendo en cuenta las mismas condiciones. Por ejemplo, el micraje debe ser el mismo y las pruebas (ensayos físicos/químicos) deben efectuarse transcurrido el mismo periodo de tiempo. Además no se deben infravalorar parámetros como la rapidez de secado, el brillo, la facilidad de aplicación, el % de sólidos o el rendimiento. Es natural que aspectos como el brillo, el tono, el color, si la pintura amarillea o calea deberán comprobarse además, una vez transcurrido cierto tiempo. 

Por todo ello, como mínimo, antes de empezar a pintar hay que tener en cuenta la combinación de los siguientes aspectos para elegir correctamente la pintura: soporte, preparación del soporte, exposición de las piezas, método de secado, métodos de aplicación, valoración económica.


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